Y la vida gira y me sigue regalando sorpresas. En casa ya somos 3. No es la primera vez que duermo acompañado, ni mucho menos, pero esta mañana ha sido diferente. No os podéis imaginar lo que es despertarse y no encontrarse solo, notar como lo etéreo se ha solidificado y ahora los abrazos son más contundentes y los besos más (sí, yo creía que ya no era posible pero pueden ser más) intensos. Ahora entiendo cuando se dice que besas con el corazón. ¿A quien no le ha pasado que al emocionarse o excitarse a sentido en los labios las palpitaciones del mismo corazón? Pues así se besa de verdad, dejando que el temblor que causan los latidos marque el ritmo del beso... y así será por el resto de los días. En nuestra casa.
Te Amo.
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