Vendo esperanza nueva, casi sin usar.

O escribo aquí… o me inflo de llorar.

Fue anteanoche, llevaba una pizza a Atarfe a todo lo que da la moto, que no es mucho, cuando algo se apoderó de mi ser, un arrebato de positivismo, cosa extraña en mi.

 “¡Que carajo!” pensé “Coño, no me va tan mal: he encontrado curro, que es una mierda en tanto a tiempo y sueldo, pero joder, menos es nada. Además lo puedo complementar con lo que más me gusta, un currillo de teatro que a su vez me va a permitir viajar el 9 del mes que viene, donde más deseo estar en estos momentos, en Ciudad Real. ¿Que tuve que volver  a la casa de mis padres? Bueeeeeeeeeeeno, fue precisamente un trabajo de repartidor de pizzas, como el de ahora, lo que me permitió iniciar una independencia de 8 años, eso no puede ser casualidad y seguro que es el inicio de mi remontada a sacar cabeza. Seguro que a partir de ahora… poco a poco, escalón a escalón todo va a mejor…”

Eso fue anteanoche…

El Vesubio también devastó  Pompeya en cuestión de horas… y así, como esas tétricas figuras testigos del último exhalo de vida de las victimas de la roca fundida… así me he quedado yo, pero encima con cara de gilipollas.

Me dan ganas de gritar: “¡Ciudadanos del mundo, dejen de ser positivos, todo esto es una puta mierda y creer que va a mejorar es subir para caer desde más alto! ¡Dejad de confiar en nada ni en nadie! ¡Vivid en la desesperanza! Así al menos, cuando ocurra la desgracia, nadie os podrá quitar el decir… “Yo ya lo sabia”, pero pensad y sed conscientes que esa será la única satisfacción que tendréis.”

Me gustaría gritar eso por triste que parezca, pero por desgracia, no encuentro a nadie que quiera comprar mi esperanza y eso que la tengo de rebajas.